sábado, 3 de noviembre de 2012

PRESAGIOS


Ya vemos ,en las estanterías de los supermercados, los presagios de las Navidades  futuras, con sus turrones llenos de azúcar, con golosinas envueltas en celofán y calendarios de adviento que harían sonrojar a María. Nos podrían dar un mensaje de normalidad, de gasto deseado, de prosperidad, pero no, porque a la vuelta de la esquina, el burguer de los anuncios en el plasma, nos lleva a la realidad de mesas desiertas en Halloween y eso que hasta regalan películas. Solo un pequeño Drácula se comía, la otra tarde, parsimoniamente, su menú, de casi cuatro euros, mientras su madre lo miraba con esa resignación que se nos pone cuando llevamos a los niños , disfrazados, de la mano, a ver qué nos da la tarde- noche , de socorro, a sus caprichos.                                                            
Ya les comenté que los hábitos de los cumpleaños habían cambiado, que ya no se dan esas macro-fiestas que más parecían pequeñas bodas o comuniones adelantadas, porque la crisis nos ha torpedeado con el Iva, con los empleos fugados, con los recortables a pie de casa de vecino. No es que me queje que no soy muy dada a esos dispendios, pero es que parece presagio funesto para lo que se acerca. Porque no se me engañen , no hay dinero, no hay alegría, no hay nada… No es nada nuevo, por otro lado, porque el año pasado ya fue malo, solo que éste será peor , por mucho que quieran algunos endulzarnos la píldora y  ver brotes verdes , donde solo hay gente paralizada por el miedo, amargada por la incertidumbre y esperando ser el siguiente en la lista final de los desahuciados. Y estamos –ya-muy hartos de que nos hagan oídos sordos a nuestra ruina, de que lleguen y se vayan con coches oficiales que pagamos todos, que no se rebajen los sueldos , que emerjan a costa de nuestros impuestos y nuestra miseria, de que nos echen culpas de casi todo, de que nos quieran jubilar, el que tenga la suerte de jubilarse, con más años que Matusalén.                                                                                                 Bebemos incertidumbre, nos asfixiamos con ese IVA que nos rezuma a cada paso que damos, recaudado gracias a nuestras espaldas y nuestro paupérrimo ahorro, riéndose de cómo lo hacemos , gracias al caldo de puchero y a no cambiarle ni los cuadernos a los niños y de haber bajado nuestro nivel de vida a cotas inimaginable.                                      La gente está llorando lágrimas de sangre, tanto que en el pasado Halloween no les ha hecho falta a algunos ni disfrazarse, porque ya nos dan miedo y no les miramos siquiera , porque tememos pánico a contagiarnos de pobreza extrema, de pérdida de trabajo en ciernes, de desahucio de vida, de postular por bancos infames , para intentar , no recuperar tu casa, que eso ya ni se predica en el enunciado,  sino de que te den esa misma casa que casi pagaste , por un alquiler social , para que tus hijos tengan un techo en el que refugiarse, cuando venga , aún más,el frío.                                                                                                                                   Queremos sobrevivir, pero no nos dejan y quitan más y más empleo, ya hasta público, el último reducto de nuestras esperanzas patrias, que veíamos con más gusto sacar unas oposiciones, aunque fuera contratado , que ganar en la lotería un buen pico. Hacemos colas tétricas en Doña Manolita, de varias horas, para recoger algo de esperanza,porque echan más y mas gente a la calle y a eso le llaman flexibilizar el mercado laboral, cuando algunos les llamamos jorobar la marrana, por ser algo finos y que no son digan- encima- que nos pasamos tres pueblos. Somos honrados  trabajadores en paro forzado, que queremos dejar de serlo, pero ellos – escoria política-nos transmutan , matándonos el futuro, condenándonos a lo incierto. Querríamos convertir a esas estatuas de mármol , que nos miran riéndose de nosotros , en civiles caminantes de calles vacías, frías de invierno, de lluvias heladas, de indignación latente, para que se paseasen en huesos pelados , sin coches ,ni chóferes , sin sueldo oficial pagado por el gobierno, para que vieran- de una buena vez -por nuestros ojos cansados, por nuestros músculos enfermos, lo duro que es morir encerrados en nuestros cuerpos.

2 comentarios:

  1. Estando de acuerdo en el diagnóstico, no sé si no estamos focalizando demasiado la culpabilidad en los políticos. Ellos son los mandados. No por nosotros, que en teoría los hemos nombrado, sino por los poderes económicos. Es el sistema el que es culpable. Los políticos son los tontos útiles. Nosotros, los tontos sin más.
    Saludos.

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    1. Totalmente de acuerdo, eres un lujazo de visitante y una visión certera en tus comentarios.Lo dicho un placer tu compañía

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