Para ser feliz en la
vida lo mejor es ser idiota, si no puedes , porque el intelecto te juega malas
pasadas, puedes disimular serlo. No es mío, es de Freud, pero lo comparto…los
idiotas, tienen la habilidad de dejarnos con la boca abierta, no importa si
están a nuestro lado en la parada del autobús dictando las medidas que
deberíamos tomar para acabar con la crisis o pasándonos, casi arrollándonos,
cuando intentamos cruzar el paso de peatones, con los niños. Había
una americana, de origen asiático, con un coche enorme, que cruzaba los pasos
de peatones bajando de la base al Puerto , como si fuera Alonso. Después , al
verte casi atropellada y acordándote de los antepasados de su estirpe, juntaba
ambas manos, para lo que soltaba el volante y pedía un perdón, que tú le
indicabas, por dónde podía meterse. Pero al día siguiente, igual, hasta que un
día ya no volvió, no se sabe si porque se chocó contra un camión , que no vio
sus disculpas o porque la destinaron a otra base. El mundo está lleno de
gente como ella, gente, que cuando todos escuchan a la tutora de los niños se
pone a charlar con el de al lado, molestando.
A la salida te pregunta que qué tonterías ha dicho la tutora y tú
encimas tienes que perder el tiempo explicándoselo. A ver quién más idiota.
Hubo quienes iban a votar para que se fuera la crisis a hacer puñeta y viniera
el pleno empleo y los que decían que echando a los emigrantes ya habría
trabajo. También están los que confiaron en los bancos y les vendieron su vida,
los que soñaron con que llegaría una ley para parar los desahucios, los que
vivieron ese ultimo día, bajo techo a su nombre y del banco, como si les fuera
la vida en ello, yéndoseles , cuando se tiraron por la ventana, dejando gente a
su cargo, sola y destrozada. Están los que matan a una madre y se arrojan
después al vacío, diciendo que lo hacen por amor, los que disparan y asesinan,
los que coartan libertades, los que ponen tiritas en la boca o vendas en los
ojos, para que la realidad no se vea, no se escuche y no se sienta, cuando la verdad
es como la lluvia persistente , que forma caudales e inunda y arrasa lo que
contra ella, se impone. En realidad , para ser feliz hace falta muy poco…
cerrar los ojos, la boca y el corazón, no ver cómo se está desmoronando todo y
las tiendas cierran, se vende medio país y no llegamos con lo poco que nos
queda. No estaría mal, para ayudarnos a alcanzar ese culmen de felicidad,
apagar los noticiarios, no contrastar periódicos, ni formar opinión, jamás ir a
protestar, ni reclamar por tus derechos y lo más , de lo más, tumbarnos a
esperar que nos dijeran qué hacer y cómo deberíamos hacerlo. Porque ser salmón,
se lo digo, mata.
Quizá sólo se pueda sobrevivir siendo un poco idiota, no sé.
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