Esperanza Aguirre no
quiere que nadie suceda a Rajoy, nadie como Gallardón, por supuesto, sino ,
como mucho, alguien que cabalgue entre
las brumas del bachillerato, por la lejanía de la cuesta y lo largo del empeño.
Bachilleres
los había en las manifestaciones contra los recortes, presuntos bachilleres,
futuros bachilleres, temerosos bachilleres que no saben si tendrán sus
progenitores , para pagarles tasas universitarias y créditos de grados, al
terminar el ciclo.
Al que no se vio fue al sucesor de Rajoy , que lo mismo se tiñe las canas
con amoníaco vegetal para platearlas de amarillo y dice que se ha alejado de la
política , con diurnidad y sin alevosía. No
es de entender que se niegue por tres
veces al vecino de contrapuerta, en un mundo convulso y comunizado por padres
que alientan las protestas estudiantiles y que pronto serán atajados con leyes
gallardonianas ,de contención y mesura, para que la gente no se desborde y
abuelitos, cachondamente llamados yayo- flautas , no puedan impedir el normal
ejercicio de los bancos, de hacer dignamente más dinero, prestando dinero, a
muy buen rédito.
Para
rizar el rizo de la buena gestión, de la austeridad y semblanza , de una España
que tiene marca blanca, no vamos a importar genios , porque el programa Ramón y
Cajal que nos traía gente brillante por un módico precio, ha sido vaneado en
este año y trasladado al que viene , que está lejos y empinado, como el
bachiller que sucederá a Rajoy. Pero es que… ¿para qué queremos genios?, a
nosotros con gente callada y trabajadora, ya nos vale, pero los sindicatos es
lo que tienen , que no parar de cebollar la marrana y de dar morcilla y ya están
preparando otra huelga y ésta general y
con el rescate encima , que, en Europa, somos la comidilla y hasta Hollande se
apiada de nosotros y dice que somos perro flaco al que todo le salen pulgas,
pero en un francés refinado y con acento de Asterix, que mola más y no se
entiende ni jota.
A
nosotros, pueblo de barra de bar y cabeza de avestruz, qué más nos da el
rescate , ni el Ibex, que estaremos contentos mientras España gane por goleada
y Rajoy lo vea en la tribuna, los Príncipes sigan bien vestidos en la portada
del Hola, seamos mano de obra barata que levantar un país, los abuelos estén
quejándose de achaques de toda la vida y
los padres a castigar y jorobar , que es lo suyo.
Pensándolo bien , lo mismo, muchos no vamos a querer que
nadie suceda a Rajoy, más que nada porque nos gusta vociferar y protestar
dentro de los bancos y patear en los desahucios, porque no queremos parir mano
de obra barata y nos quejamos y barrenamos, aunque sea de lejos y con la voz
baja, porque Don Quijote ha mucho que se murió y –de él – solo queda la lanza
en ristre y el perro flaco.
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