…Lo de los nuevos despidos
del Diario de Cádiz, lo de trabajar para que no te paguen y que encima salgan
los padres de los alumnos – ollas en mano-a pedir que continúes trabajando,
cuando solo te van a dar la media paga de septiembre , para que te calles. No sé si saben que limpiar en
un colegio es un trabajo, pero también un tajo de los de Ronda, porque los
niños son unos pequeños cerditos enlatados en carne y con mofletitos , que lo
desparraman todo y que lo menos que se debería dispensar - por ello- sería
cortesía de paga a fin de mes, para
pagar eso tan socorrido que es la compra en el súper más barato y el horror de
la hipoteca. Pero bueno , no nos quejemos, que nos cae la ira del cielo, porque
siempre tendremos a los profetas de lo profano que ven en los órganos de un
caído la lacra de la maldad, como antaño la vieron en las madres solteras o los
homosexuales. Que no esté de acuerdo con la madre del innombrable , en que
todas las familias del Salobral se igualan en pena, no quita que alguien
conciba que un trasplante de órganos es ninguna otra cosa que dar a vida a
quien la está perdiendo, independientemente de qué hizo con esa vida el donador
de esos órganos, porque si algunos de los míos o algunos de los de ustedes
estuviera necesitado de esa parte vital , no sería yo- y me imagino que tampoco
ustedes- los que pondríamos cortapisas morales en saber la filiación, la
ideología o la linealidad existencial , que tuvo el que dio la posibilidad a
nuestros vivos , de que lo siguieran siendo.
Son innombrables-esos sí que lo son- los que nos joden la vida, los que
nos convierten- a nosotros- en innombrables , por la invisibilidad de no
pertenecer a una sociedad que no quiere que nos quejemos, por el hecho de ser despedidos cuando no
hemos hecho más que partirnos los jarretes por la perra de la empresa que ahora
nos da carta de despido o nos dice que nos paga a partes parciales. Somos
innombrables , por barrenar nuestra
furia trabajada, por pasillos que se nos vuelven ajenos y redacciones que no se
quedan opacas , porque siempre habrá quien subsista, quien perviva y solo
perderá el periodismo bien hecho, las ganas de hacer las cosas bien y de que te
paguen con dignidad por hacer un trabajo que es más que tu vida , sea a pie de
calle o a pie de colegio, porque todos montamos las calles para que las pisen
los que queremos, todos vamos a las aulas y todos recogemos las noticias de
allí donde nacen , pero no todos cobramos, no todos sentimos que valemos , ni
todos podemos bufar tonterías de almas
estériles y órganos subsidiados, a pie de contrato vitalicio , por mandato –no
de talento- sino de ideología política.
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