jueves, 25 de octubre de 2012

ALMUDENA


Intentamos criar a nuestros hijos lo mejor que podemos. Queremos hacerlo, pero nunca encontramos el libro que nos diga la fórmula secreta,  de cómo conseguirlo sin meter la pata, sin hacernos o hacerles, daño.                                                                                                  Los niños los tenemos porque nos son regalados y creemos que la vida siempre será igual de perfecta que cuando se nos meten en el costado  y nos abrazan con manitas pequeñas y nos dicen un tímido” te quiero”. Pero luego esa misma vida , disfrazada de perra, te esconde su lado bueno y te enseña los empastes podridos , cuando ves que han crecido y quieren sacarse, como los perros recién bañados, lo que les pesa de encima de los lomos. Y les pesa mucho, no hay duda, les pesa que te entrometas, les pesa que les digas qué hacer o peor, mucho peor, qué cosas no deberían hacer. Por ejemplo… salir con gente que les dobla la edad o que no deberían estar con niñas , que no han terminado secundaria. Almudena, reposa en el camposanto porque no escuchó a mamá, no vio por los ojos de mamá que habían masticado mucho lodo y se creyó que podría -ella sola- hacer frente a la muerte que la esperaba para llevarse su esencia, su propia vida .                             Almudena ha pagado una condena demasiado grave para su pobre falta, porque  ya nunca terminará secundaria, ni irá a una hipotética universidad, ni tendrá hijos con los que sufrir, ni vivirá para contarle a sus nietos que una vez tuvo un noviete mayor de treinta , cuando solo era una chiquilla y quería demostrarle a la saga de mujeres que la criaban- madre, abuela y bisabuela- que ella podía sola con todo , porque era muy lista. Los trece años de Almudena le han pesado como una losa, le han valido pena de muerte sentida y han clavado los puntales de su tumba, porque la legislación cayó, las denuncias callaron y los ojos no vieron que era una blasfemia que una niña pequeña, sin formar , estuviera los días perdidos en brazos de un hombre hecho y derecho. Su madre conjurará a los demonios y buscará culpables que sellen su corazón rebosante de amargura, pero no encontrará más que la nada y la vaciedad, que son el segundo y tercer nombre de la muerte. Se amarrará a los retratos de su hija, siempre idénticos y sin lacra, más que la de los besos de madre, embabados por las lágrimas. Se dejará perder, muerta en vida , por la desgracia de repetir errores, de no querer escuchar, a abuela y bisabuelas , mudos testigos, resentidos, palpadoras de tumores en lineal hereditario, tras las cortinas de cuentas saldadas con la vida, en una retahíla infame de desgracias acumuladas. Dirán que nunca la olvidarán en carteles pegados a las fachadas, pero les lloverá el olvido y se despegarán y seguirá el pueblo con su historia pasada y seguirán ellos hasta la muerte que les halle, los padres de él, el innombrable y la familia de ella, drama de la España sin marca, que marca a los suyos con saña.

2 comentarios:

  1. ...Destelleo seguro, constante, mágico, se teje al rededor de la familia, como tema, como experiencia..narrativa pudiente y agradable, gracias por invitarme....

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