sábado, 29 de septiembre de 2012

LOS PRESUPUESTADOS


Bruselas nos manda igual que una madre, desde la cocina, a gritos certeros y corremos a complacerla, porque nos va algo en ello, que no sabemos muy bien qué es, pero es ese imán que nos mantiene pegados al televisor, intentando entender de economía.                                                        
La economía ya se me resistía en mis tiempos de universitaria, por algo estudié letras para dejar a un lado las matemáticas, pero desde luego ahora ando más pez que nunca y lo peor es que no creo que sea la única, porque por la cara de satisfacción que tenía el otro día Rajoy , llevándose un puro a la boca en plena ruta americana, lo mismo es porque  el hombre, anda , igual que yo, perramente perdido.  Si no , no se entiende que jorobe a los que más le votaron y mande a freír pagas extraordinarias, de Navidad para más señas, a gente que ya andaban en pie de guerra, cuando ZP les quitó parte de sus emolumentos. Ahora ya ven no les suben, sino que – encima-les congelan  y les dejan recortados por solidaridad con un país que les envidia sin decoro, con los moscosos en franca fuga y una nueva ley de administraciones públicas, que quizás dejen sus barbas peladas, por su dureza y que ni siquiera los de Bruselas se esperaban.                                                                Los de Bruselas- esos rostros anónimos y recargables- deben de pasárselo de aúpa con nuestras desgracias, más o menos como esos turistas capullones que se van a gastar sus ahorros en ver economías deprimidas , porque dicen que son más baratas y se traen las cosas por dos cuartos y encima te enseñan las moscas pululando en la boca de los angelitos, explicándolo, con toda su desfachatez, con la falta de higiene que hay por esas zonas.                                                                                                                                      A mí me caen atravesados, qué quieren que les diga que yo no les engaño, me caen igual de mal que el Bretón , el presunto, que a desparpajo no hay quien le gane, que si no fuera por el abogado que debe estar de él hasta las natrices y acordándose del día en que le creyó la perorata de marras, estaría abandonado por todos,  ya que nadie cree en él, ni siquiera su familia. Eso me pasa a mí con los de Bruselas, que , aunque sean blanquitos y sanetes, no los trago y pienso que vienen a hacer escarnio con nuestras carnes , antes magras y ahora convirtiéndose en manteca que exportar a tierras flamencas.                
No sé cómo hemos llegado a esto, pero es una vergüenza patria de la marca España , ver gente rebuscando en la basura, llenando bolsas de comida de los bancos de alimentos, satisfaciendo, no sus ganas, sino la miseria en comedores sociales y albergues repletos.                                           
No lo entiendo, cómo había trabajo para todos y de pronto a la gente se la acusa de que vivía por encima de sus posibilidades y ahora se quedan sin techo sobre sus cabezas y digan algunos, tan alegremente, que esto no tiene mejoría hasta que paguemos las deudas .                                                                                                                                         El país necesita que confiemos en quien nos gobierna, pero no confiamos, no esos que claman a las puertas del congreso, tampoco los que dan palos de ciego a espaldas del congreso y enfrentándose al pueblo, ni los maestros de escuela, menos los médicos, tampoco la sanidad ni la educación, porque no hay quien los crea, que parecen nacer de la boca de Pinocho y no haber conocido nunca , ni la sensatez de Geppeto , ni la sabiduría de Pepito grillo.                                                                                                              
  No puede ser el presupuesto para contentar a Bruselas, no puede ser todo pedir dinero, porque nos asfixiamos y queremos un balón de oxigeno , no nuevas burbujas que nos  estallen en la cara, queremos trabajar y vivir como siempre se ha vivido, con nuestro dinero, con el ganado con nuestro esfuerzo y sobre todo no queremos pagar las deudas que no hemos contraído, los aeropuertos sin aviones, los sueños faraónicos de algunos que se llenaron los bolsillos. Porque somos gente sencilla que no fumamos puros cuando nuestros vecinos se ahogan por la miseria, somos gente educada que está hartándose, a pesar de no ir a manifestaciones, pero que cuando vayamos no habrá puerta de salida que nos pare, ni policías que nos pegue, ni gobierno que nos alabe por quedarnos quietos. 

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