miércoles, 5 de septiembre de 2012


LOS MISERABLES
Hemos vuelto sin ganas y eso que ahora es bueno volver, porque hay muchos que no encuentran el camino. Demasiados que se han perdido entre las sirenas del paro, los cíclopes de las hipotecas o las preferentes, los lotófagos de los eres extintivos y el tsunami de la subida del IVA.                                                                                                      Las colas son más colas que nunca y nos vemos en blanco y negro, parodia de miseria de lo que antes fuimos. En las paredes de nuestra alma maldita, cuelgan las teles de plasma que hipotecaron nuestra vida y que ahora reposan- no se sabe dónde- en el baúl de los recuerdos que nos amarga la vida y los sueños imposibles de mejoría que se verdean descomponiéndose.                                                                                                Los resfriados, las gripes, las asmas y las salutaciones enfermizas, nos esperan a la vuelta de la esquina, pero se han evaporado nuestras ilusiones de una sanidad universal, igual que la de una educación para todos o las becas de permanencia.                                                                                                                                               Nos hemos igualado a las fronteras afines, nos hemos hermanado a los más miserables de la tierra y ahora campamos a nuestras anchas , sin nada por delante ni por detrás y menos pagas, algunos ninguna, porque ninguna esperanza queda en el fondo de la caja de Pandora, de las macro baladronadas que hicieron los políticos, se suponía que para ventura nuestra.                                                                                                                  Hemos nacido para perder, para no cobrar indemnizaciones , no de 200.000 mil euros,  sino la nada, de barrer por lo que quiera la señora o jugárnoslas a horas de carretera con los riñones doblados y el pie puesto en el acelerador y las miras en el tacómetro. Nos damos cuenta de las injusticias ahora, porque nos han dado de lleno, nos han asentado en donde se suponía, suponían ellos que nos mintieron para elevarnos a la locura, que deberíamos acabar y hemos acabado, con los bolsillos vacíos, las esperanzas muertas y un cántico a dejadez y abandono , en la comisura de los labios.                                                                                    Quizás mañana las olas hermosas de espuma blanca ondulada vuelvan y nos hagan regresar a tierra; Quizás otro día -que no sea hoy- veamos el horizonte y nos vanagloriemos de haber vuelto , sanos y salvos, al lado de los nuestros; Quizás algún día, eso sea, pero hoy estamos con borrasca en el fondo de los corazones, con marea fuera, lejos de todo y abandonados por todos, rodeados de tiburones y con el agua al cuello, y todo ello, sin habernos embarcado, sino que nos han llevado, emborrachándonos en la taberna, de madrugada , locos e incautos nosotros que les creímos , al fin gleba, y ahora navegamos sin rumbo fijo , ni timón, sin capitán que nos aprecie, arrastrados por la resaca europea, pobres toros de la Vega, que pastamos en paupérrimos establos, que rociamos la lengua estriada con el relente de la noche y el rocío de la yerbas, pobres, pobres, pobres, porque las lanzas y la muerte nos acechan…

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