El sida es un virus que no destruye todo el sistema inmunitario, sino que ataca específicamente a un tipo de linfocitos los T-4 que se encargan de activar al resto del sistema de protección. A nosotros no nos han rescatado, nos han destruido las esperanzas.
No lo sabemos, porque seguimos comiendo, vamos al súper, llevamos a los niños al colegio y hasta nos duchamos de vez en cuando. Pero ellos, sí lo saben, lo vemos en su mirada de pánico, en su parafernalia, en su verborrea incontenible, solo que no nos lo cuentan, porque si nos lo contarán y supiéramos que toda nuestra vida anterior se acaba, nos caeríamos como un avión en pleno vuelo, en barrena.
Mi hijo, que pretende sacar selectividad y encima meterse en algo de salud con la que está cayendo, cree en la salud, en la nuestra, en la curación, en la nuestra y en la hipotética, esa que los peripatéticos se dejaban en la suela de las sandalias mientras paseaban para contarse las ultimas novedades.
Mi hijo , que pretende como muchos de vosotros, infelices soñadores, idealistas y creyentes , que todo es posible hasta curar el sida o superar la ola tsunamizada de las derrotas bancarias, no es capaz de darse por vencido y apura los últimos días que le quedan antes de selectividad para partirse los ojos, las pestañas y las ideas contra los folios de lo establecido, igual que nosotros nos partimos las manos, las ideas, los sueños, los futuros y las realidades contra las paredes de periódicos, con hojas de octavillas que aún no han sido impresas y con la televisión moviéndose a la gran ola y surfenado sobre ella.
Puede que el sida sea un virus que destruya todo lo que se le pone por delante y ayude a las enfermedades oportunistas, que sin él no serían tan malas, puede que no salgamos de ésta que nos está cayendo , al menos no como antes eramos, pero sobreviviremos y entraremos y saldremos y cabalgaremos, no porque creamos, ni porque idealicemos, lo mismo solo porque queremos.
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