jueves, 15 de marzo de 2012

ADOLESCENTES RAMPANTES



Las niñas rusas de quince se ponen en fila india para desfilar por su futuro, sabedoras o no, que la fama cuesta y no es precisamente ahí -en los casting- donde van a tener que sudarla.

En España, no, porque las de quince denuncian y después se van del acogimiento de la Junta , porque tienen normas que cumplir y lo mejor es evadirse, danzar en autostop con gente que no conocen y buscarse la idílica vida que han mamado de los videojuegos y la pelis descargadas de la red.

Han luchado por los derechos de las mujeres, generaciones enteras de feministas, han voceado, recibido torturas, presiones y aún hoy, en algunos países, se las trata como apestadas, cuando en otros les basta con llamarlas locas o feminazis. Pero lo que no han conseguido ellos, lo consiguen pequeñas, a las que aún no les despuntan los pezones, dándose a la aventura de no hacer nada por su vida o hacerlo todo sobre unos tacones y una pequeña y dulce cara, maquillada en exceso.

Los tiempos están malos, si no que se lo digan al ahorcado Guindos, más aún a los muchos sirios que pasan de la mortalidad a la eternidad , por obra y gracia de los misiles, las torturas o el tiro de gracia, que no importa de dónde viene , sino a qué población civil machaca, cayendo en el empeño de gobernar y perpetuar la barbarie, mujeres y niños de pecho, niñas de quince que jamás verán una pasarela, hacerse sueño , como las rusas de oro que solo saben de Irina y Ronaldo, de fama y de fotos millonarias, en paradisíacos lugares, lejos de la miseria de un poblado ruso , una casa llena de pobreza y una madre , que llora por dentro , porque ya se le han secado las lágrimas de fuera.

Puede que una madre rusa, peine por última vez los largos cabellos dorados de la hija que se le va, como la arena del tiempo , entra las callosas manos, en pos del modelaje internacional, de la mano de una de las mejores agencias, pero otras –Sirias-lloran a los suyos, a su libertad , a su paz y a sus muertos y otro padre, al que su hija denunció por retenerla sin salir, también llora por la vuelta de ella, porque andaba perdida, sin rumbo fijo , como los niños de Córdoba, a los que su padre no llora , porque sabe su secreto, pero no habrá juez, ni dios, que sea capaz de sacárselo, ni que le convenza, ni boca que hable , para tranquilidad de todos y descanso de una madre , que debe andar plegada el alma a la pantalla de un televisor, a hondonadas secas de noticias que hablan de restos biológicos y búsquedas en alcantarillas.

Las alcantarillas esconden muchas raterías y desencantos, cabellos rubios de diosas que despuntaron pechos y que ya peinan canas futuras, desengaños y mutilaciones de almas, esperanzas rotas y pueblos lejanos, empiojados y míseros , que lo mismo, si el sueño de Morfeo no se hace realidad y los hoteles de lujo y las citas palaciegas, se convierten en rastrojos podridos, se echan tanto de menos, como las manos callosas de una madre, peinándonos, antes de partir.

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