Iba acompañado de un perro, feo y tan vagabundo como él... segundo signo, porque, díganme ustedes que todo lo saben, a qué escritor que se precie, le falta perro que le ladre.
Pasó mi hijo a su lado y le dijo , todo dientes, señalando una papelera
".... aqui dentro se esconde un duende, si miras bien, lo verás..."
Y ya fue definitivo como un hachazo en la cabeza de la madrastra o la perdida de la virginidad de Cenicienta a manos-por decir algo que suene bien- de un desalmado de los enanitos , que luego de hacerlo, huyó sin rumbo fijo.
Le miré, sin mirarlo y lo supe... Aquel había escrito algo bueno, lo habían editado hasta en la sopa, había ido a salsa rosa , a antena tres y a todos los saraos habidos y por haber y ya- solo recuerdos de aquello- le quedaba lo de la papelera y el duende.
Se lo dije a la sombra que me acompañaba callado, padre también de todos mis hijos, pero como siempre que hablo de cosas que solo yo veo, ejecutó con precisión legal , un arrobado silencio.
"...¡Al menos dale algo de calderilla!"- le imploré con jactancia.
Y solo el sonido hueco de la moneda en su balde plastificado , me retornó a la realidad que el hoy existe , porque no ha llegado aún el mañana.
Que maravilla reconocer halgo que puede ser propio ese poeta es un reconocimiento al ser un ser que piensa en lo propio a veces pueden ser martirios felicidades o sufrimientos encontrados en la soledad solo vivir en lo que el mundo le da su lugar si fue ese es el mundo de un poeta actual solo el escribir y expresar puede ser camino a la felicidad
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