martes, 20 de diciembre de 2011

la nebulosa




Cuando la Enterprise se dirigía a esos viajes interplanetarios,siempre se empachaba de nebulosas, que no es más que turrón espacial, constituido por polvo cósmico-no polvo cómico- y gases.


De las nebulosas, muchas veces, no se saben si van o vienen, mismamente como de los gallegos, en este caso concreto, quizás en el otro también, porque o fueron estrellas que se han muerto o más bien están haciendo esas mismas estrellas.


El termino de estar en una nebulosa- miras por la ventana del Enterprice y no ves mas que nubes que no te dicen nada, con extraños colores- viene de que antes del telescopio, se le aplicaba a aquello de apariencia difusa, mas o menos como el discurso de investidura de Rajoy, que, a mi por lo menos, me ha aclarado bien poco.



Yo , por estar , prefiero la nebulosa ficticia de película de ciencia ficción que la real de estos días que nos preceden, porque como en la estética, cuando me daban la cera y olía el tufillo de irse haciendo en el aparatejo y ya se deslizaba caliente por mis muslos, aguardo el tirón y no de orejas, sino de vellos nacidos profundamente en la piel y que duelen porque se agarran con fuerza a ella.



Espero, creo que esperamos todos, que la margarita se deshoje, que los vellos nos arranquen parte de piel y todo porque alguien que no sabemos , ni nombre, ni datos, no hizo bien su trabajo y explotó una burbuja sobrehinchada y nos explotó a todos en la cara y ya notamos el calor, temiendo la cura, que nos han dicho, nebulosamente hablando,sobre un palco de oradores, que será larga y acompasada por sudor y muchas, muchísimas, lágrimas.

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