jueves, 24 de noviembre de 2011

TRISTE DE TÍ

La plaza Tahrir de El Cairo parece -desde arriba- dormidero de hormigas. Erráticas hormigas que se difuminan en la lente del cámara que las retrata indiferente.

Hormigas muy cabreadas, en todo caso, porque Tantawi, el militar posicionado más arriba, otrora liberador del pueblo, anda gustoso de poder y como todo el que lo degusta, no lo quiere soltar más que a palos.

Palos de ciego parece que damos en esta bendita tierra nuestra que no se sabe a dónde va, porque pasadas las elecciones, en las calles y en los bares, se discute sobre dónde hay que recortar y con qué fin, cada uno mirando bisojo al peregrino de al lado.

No sé sabe ciertamente qué hará nuestro novedoso líder , ni por donde meterá baza, que desde luego meterá , porque si no, no cuadran, los presupuestos, ni la Merkel se viste de faralaes, ni Sarkosy deja de sudar la gota gorda, aunque en París esté nevando.

Somos un gigantesco dominó donde las fichas andan puestas y solo un empujón mal dado o un traspié puede llevar a la deriva , a todo el entramado.

En todo caso, es curioso ver que la gente se arma de paciencia , porque cree en los Reyes Magos y los piensa ver aparecer- con toda clase de regalos- a partir del 16 de diciembre, fecha, más o menos cercana , a la toma de poder efectiva de Rajoy. También es curioso cómo legalmente hay que liarla muy fina para atrapar a un posible culpable, como a Carcaño, que lo han puesto de todo psicológicamente hablando… narcisista, ególatra y bajo mental, argumentándose con ello que no pudo deshacerse del marrón, entiéndase la pobre Marta, y que por eso debe haber otro, metido de mirón, en ese entramado. Lo del taxista tampoco tiene desperdicio , ni los nervios del hermanísimo , ni la tembladera de manos, a la puerta del juzgado, en un intento fallido , de que no le bajaran la bufanda , tapándose como Joe bazooka, la cara.

La plaza de Tahrir -desde arriba- parece dormidero de hormigas, hormigas locas y ciegas que parecen que no van a ninguna parte y a todas, al mismo tiempo, porque los vemos desde la pantalla de un televisor de plasma y ni se oye el rugir de rabia, ni las tanquetas , ni los disparos, ni la motoreta corriendo para el improvisado hospital, con gente muriendo por ideas, por libertad o por lo que sea, que en Egipto no hay Reyes Magos que lleguen en camellos y regalen los sueños con bolas de números premiados , como en el gordo de Navidad.

Tampoco hay elecciones desde que se fue estropajeado Mubarak, ni Marianos deshojando la margarita de dónde recortar, ni funcionarios públicos ahuevados por los posibles recortes de sueldo , ni subvencionados temerosos de perder los pocos ingresos, ni viejos a medio gas , recargando la nevera del contenedor de basura más lejano , para que los vecinos no los vean y los puedan avergonzar

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