viernes, 11 de noviembre de 2011

BAILANDO CON BOBOS

Los proxenetas rumanos bailaban a la puerta de los juzgados porque habían quedado en libertad, todos, menos uno, que debía ser turco y tener una enorme cabeza.

Sus mujeres también acompasaban la danza con las manos y los pies , porque lo de la prostitución no debía ir con ellas y sí , en cambio, el engañar y amenazar a otras, más infelices, que , con el tiempo en sus vaginas se asentarán en el puesto de capatazas y harán el mismo sucio trabajo que les hicieron a ellas.

Dicen que fueron de la mano, a quitar denuncias, proxenetas y víctimas… Dicen que la justicia se ha quedado con dos palmos de narices, pero no es verdad, porque se han quedado con las de ustedes y las mías, que vemos cada día como matan o roban y salen por la puerta de atrás , sin que les pase nada.

Los polis que los siguen se deben de sentir estafados, tantas horas de trabajo, para verlos salir tan tranquilos, antes de que ellos hayan testificado y presentado el correspondiente papeleo .Y es que la justicia es así y no tiene culpa de nada, como no la tienen los de los registros civiles que solo son funcionarios y que nos dan numeritos para decir que nuestro padre ha muerto o que nuestro hijo ha nacido o que nos hemos casado. No son ellos quienes tienen la culpa de que esperemos turno como en la carnicería, somos nosotros, cargados de una ignorancia supina , que no entendemos que las cosas de palacio van despacio, como los juicios , que tardan una barbaridad porque son difíciles y por eso nos quejamos en la puerta de los juzgados sin que nos salga el baile, como a los rumanos , porque no nos dan libertad, sino las tantas , cuando teníamos cita judicial para las nueve o las diez y son las tres y estamos con el estomago encogido, no por la acojonadera, que también, sino porque ni siquiera nos han nombrado, y no nos vamos a tomar algo porque nos tememos que nos llamen y no estar y entonces se nos caiga encima el cielo de los galos. Pero no, porque suerte tendremos si llegan las cuatro o las cinco y entramos, porque lo más probable es que salga nuestro abogado y nos diga que el pleito se ha suspendido y que tenemos que volver a ir, papeles en ristre, pidiendo el día en el trabajo, tras varios meses de nueva espera y haber estado allí toda la santa mañana calentando banquillo, para nada.

Son cosas difíciles, ya se lo dije a ustedes, que, como yo, no se hacen cargo, porque vivimos al día y cuando nos piden un trabajo lo hacemos hasta con adelanto, pero es que a nosotros nos despiden y nos hacen Eres y nos aprietan los testículos-a mí los ovarios- con la jodida y maltrecha economía, por eso se nos debilita el estomago, por llamarlo de algún modo y no componemos el paso, ni bailamos, a la puerta de los juzgados.

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